Taurina y sus beneficios potenciales para la salud

La taurina (ácido β-amino-etano-sulfónico) es un compuesto ubicuo y representa la amina intracelular más abundante en los mamíferos. No se considera esencial para la especie humana bajo circunstancias normales, ya que puede sintetizarse a partir de cisteína.

Actualmente parece bien establecido que este compuesto interviene en los procesos de excitación en el sistema nervioso central y en el músculo. Entre otros procesos participa en la función de la retina y del corazón, la estabilización del potencial de membrana, la modulación del transporte de calcio, la osmorregulación, la neuromodulación, el mantenimiento de la capacidad antioxidante y la inhibición de la fosforilación de determinadas proteínas, además de ser fundamental para la formación de sales biliares conjugadas y para la función leucocitaria.

Taurina y desarrollo del lactante

Los recién nacidos humanos alimentados con fórmula, especialmente los prematuros, pueden tener un mayor riesgo de sufrir una deficiencia de taurina que los alimentados al pecho, ya que las fórmulas basadas en leche de vaca contienen mucha menos cantidad de este compuesto (1-3 µmoles/dl en las fórmulas comparado con 25-35 µmoles/dl en la leche humana). Por otra parte, se ha descrito que la actividad de la enzima cisteín sulfínico descarboxilasa es muy baja en el prematuro y madura en las primeras semanas después del nacimiento. Esto explica que se hayan descrito bajos niveles plasmáticos y urinarios de taurina en los recién nacidos pretérmino en relación a los alimentados al pecho. Aún así, se mantienen las dudas acerca de la esencialidad de este compuesto ya que no condiciona cambios de crecimiento, retención de nitrógeno, o cambios metabólicos.

Los niños alimentados al pecho segregan fundamentalmente ácidos biliares conjugados con taurina mientras que los alimentados con fórmula sin taurina lo hacen en forma de conjugados con glicina. El taurocolato es más soluble en agua que el glicocolato, lo que influencia la digestibilidad de la grasa dietética, así como su reabsorción. En los neonatos, especialmente en los prematuros de menos de 33 semanas de gestación, la suplementación con taurina a las fórmulas aumenta la síntesis de ácidos biliares tauroconjugados y la absorción de grasa. Asimismo, la taurina parece prevenir la colestasis.

La concentración de taurina en la retina es muy elevada y supone 40-75% de los compuestos nitrogenados no proteicos libres. Durante los años 70 y 80 se especuló que los niños alimentados con fórmulas carentes de taurina podrían presentar anomalías en la función retiniana, teniendo en cuenta los resultados obtenidos en animales que ingerían dietas deficientes en este compuesto. Sin embargo, estudios posteriores han confirmado que, al menos en los recién nacidos normales con una ingesta de cisteína adecuada, tal y como ocurre con las fórmulas lácteas adaptadas, no se producen anomalías detectables en la función visual. No obstante, en los lactantes alimentados con nutrición parenteral durante un tiempo largo se recomienda la administración de taurina. Con independencia de las evidencias clínicas sobre los efectos reales de la suplementación con este compuesto, prácticamente todas las fórmulas infantiles están adicionadas de taurina para igualar las concentraciones de la leche materna y mantener niveles plasmáticos de taurina similares a los de los niños alimentados al pecho.

Por otra parte, se ha descrito que niños prematuros con peso inferior a 1.500 g que reciben una fórmula suplementada con taurina desarrollan respuestas auditivas más maduras.

Taurina y enfermedad cardíaca

La taurina es el compuesto nitrogenado no proteico libre más importante en el tejido cardíaco, en concentraciones de 10-20 mM. A pesar de esta concentración tan elevada, el tejido cardíaco no sintetiza taurina y la extrae de la circulación sanguínea.

Varios estudios clínicos y experimentales han mostrado una mortalidad reducida en pacientes con fallo cardíaco congestivo tratados con suplementos de taurina. Parece que la taurina participa en la regulación de la actividad de algunas proteínas del corazón como la angiotensina II y el complejo de la piruvato deshidrogenasa.

Taurina e inmunidad

Los contenidos intracelulares de taurina son también muy elevados en las plaquetas y en los leucocitos (10- 50 mM), sobre todo en los neutrófilos. En estas células, la taurina da lugar a la formación de N-clorotaurina la cual puede ser utilizada en la defensa del huésped frente a los microorganismos.

Por otra parte, la taurina se clasifica a menudo como un antioxidante, ya que participa en la protección frente al daño celular provocado por la hipoxia, e inhibe la apoptosis al inhibir la formación de radicales libres de oxígeno.

Taurina y diabetes

Se ha sugerido que la privación de taurina durante el desarrollo fetal puede dar lugar al desarrollo de diabetes mellitus de tipo 2. Así, se ha demostrado que en el retraso del crecimiento intrauterino existe un actividad reducida del sistema de transporte de taurina y que los recién nacidos de bajo peso adecuados para la edad gestacional desarrollan diabetes de tipo 2 más frecuentemente.

Por otra parte, el papel de la taurina en la osmorregulación intracelular provee una explicación razonable para algunas de las alteraciones celulares y vasculares que tienen lugar en la diabetes, como la disfunción de las plaquetas, la retina, los nervios y el riñón, así como la alteración de la respuesta inmune. Así, la fluctuación en los niveles intracelulares de glucosa causa la depleción de varios osmolitos, como la taurina y el mio-inositol, en varios tipos celulares tales como las plaquetas, los leucocitos y las células endoteliales. Asimismo, se altera el transporte de taurina entre las células gliales y las neuronas y los fotorreceptores de la retina.

La depleción de taurina da lugar a una menor eliminación de grupos carbonilo reactivos con lo que aumentan la glicosilación de las proteínas y la producción de productos avanzados de la glicosilación (AGE). Todas estas disfunciones celulares son la causa a largo plazo de las complicaciones de la diabetes en la retina, los nervios y los riñones. Además, la depleción de taurina altera la composición de la bilis, aumentando la cantidad de conjugados de glicina, menos eficientes en la eliminación de colesterol. Este proceso podría contribuir a la acumulación de colesterol corporal y el subsiguiente depósito en el sistema vascular. Ello, conjuntamente con la disfunción de plaquetas, células endoteliales y leucocitos contribuiría al desarrollo de aterosclerosis.

Bibliografía:

http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112006000500003

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