Alprazolam y problemas de peso

Como hemos venido haciendo con otros fármacos de esta índole, vamos a comentar algunas características del alprazolam o cómo puede afectar a tu salud. Uno de los medicamentos más consumidos en el mundo, presentado como una solución eficaz contra la ansiedad y los trastornos de pánico. El alprazolam es denominado comercialmente Trankimazin o Xanax en España y Latinoamérica. Se indica para tratar los problemas que genera la ansiedad, el estrés postraumático y la depresión. Una benzodiacepina que conviene conocer, ya que si deseas mantener tu peso o reducirlo, el consumo de alprazolam puede perjudicar tu progreso.

El alprazolam engorda

Se estima que un 5% de la población sufre de ansiedad. 5 de cada 100 personas es una cifra alarmante. Asimismo, de estas 5 personas al menos dos están medicándose con ansiolíticos y antidepresivos.

Las benzodiacepinas como el alprazolam han mejorado la vida de las personas que lidian con trastornos de pánico, ansiedad, insomnio y depresión. Francamente hablando, son efectivas para aliviar los síntomas, pero inútiles para curar la ansiedad. Lo que consiguen es, en la mayor parte de los casos, crear una dependencia al fármaco vitalicia. Mientras no se corrija o elimine la amenaza externa, a veces inexistente, la ansiedad nunca desaparecerá. En mayor o menor grado volverá a atacar. Con el uso de alprazolam la mantienes dormida, pero no muerta.

El impacto sobre el metabolismo del alprazolam es muy similar al del resto de benzodiacepinas. Digamos que no repercute directamente en la ganancia de peso. Como he comentado, tomar alprazolam no implica subir de peso o ganar kilos de un día para otro, significa que te va a costar más mantener tu peso y adelgazar.

Alprazolam actúa sobre los receptores GABAa, inhibiendo la actividad de la célula nerviosa. Suele actuar en la amígdala y el hipocampo, 2 zonas del cerebro que cuentan con gran cantidad de receptores GABAa. Modula de manera positiva la entrada de cloro para causar una despolarización, de este modo, conseguimos mitigar la ansiedad.

Al principio suena bien, tu ansiedad está controlada y las crisis no se acentúan. En cambio, con el paso del tiempo, te vas dando cuenta de que tu ritmo de actividad comienza a menguar. La somnolencia, la apatía y la falta de motivación te van atrapando en un círculo de aletargamiento. Lo curioso de las benzodiacepinas de acción corta como alprazolam, lorazepam y oxazepam es que tienen una semivida muy corta. Sus efectos son notables en cuestión de minutos pero duran pocas horas. Esto te obliga a repetir el consumo 2 o 3 veces al día si no quieres que la ansiedad vuelva a llamar a tu puerta.

El alprazolam tiene un pico plasmático de dos horas, donde alcanza máxima concentración en sangre ejerciendo un notable efecto ansiolítico. No debe tomarse por más de dos semanas y la discontinuación debe hacerse progresivamente. El alprazolam suele provocar bastante somnolencia, uno de los motivos por los que la gente aumenta de peso. Es más, gracias a este efecto, algunos médicos la recetan para tratar el insomnio, ya que, en muchas ocasiones, la ansiedad está acrecentada por una carencia de sueño. Las benzodiacepinas siempre han sido grandes hipnóticos, a pesar de que no incentivan el sueño reparador si que son interesante para aumentar la cantidad de horas dormidas durante el día.

Si te dejas llevar por la somnolencia, el alprazolam puede echar a perder tu figura. La inhibición del sistema nervioso central es total, no trabaja únicamente en el cerebro. Aplica para los músculos, produciendo una fuerte relajación muscular, como el caso del diazepam. Podríamos decir que el inconveniente del alprazolam es que su inhibición es radical, no hay un término medio. Pasa con todos los medicamentos, no pueden ser perfectos e infalibles. Muchos consumidores de este medicamento no logran un buen sueño durante la noche, lo que les obliga forzosamente a compensarlo en el día. La actividad se reduce drásticamente, disminuyendo el gasto calórico, especialmente el Neat (actividades no procedentes del ejercicio).

El alprazolam inhibe el eje HHA (hipotalámico-hipofisario-adrenal). Esto quiere decir que va a reducir la liberación de corticoliberina. Esta hormona se encarga de estimular envía señales a la glándula pituitaria para que sintetice ACTH. Esta hormona, posteriormente, viaja hasta las glándulas suprarrenales, ubicadas en los riñones para que liberen cortisol a la sangre. Si inhibimos este eje, se inhibe la producción de cortisol, reduciendo su cantidad y regulando el estrés.

Los efectos del cortisol a nivel local van a incentivar también la síntesis de noradrenalina y adrenalina, lo que explica como se comporta el estrés en nuestro organismo. Mayor activación simpática, activación de la gluconeogénesis, aumento del gasto cardiaco, mayor presión arterial y mayor estado de alerta. Esta situación es la misma que se produce cuando estamos ansiosos casualmente, a pesar de que no nos esté persiguiendo ningún león.

Si regulamos el eje HHA a la baja, decrece la producción de cortisol y anulamos toda la cascada fisiológica que viene detrás. Ahora bien, tenemos un problema. En una persona sana, los ciclos de vigilia y sueño suelen funcionar de la siguiente manera: por la mañana aumenta el cortisol y por la noche disminuye, para que podamos descansar bien. Cuando tomas alprazolam por más de 15 días pasa todo lo contrario. Este eje está desregulado, durante el día el cortisol y las catecolaminas están por los suelos, apagando tus ganas de moverte y realizar tareas productivas. En cambio, por la tarde y noche aumenta, lo que explica porque muchas personas se despiertan en la madrugada y no consiguen recuperar el sueño.

Para mitigar este problema, se puede tomar una dosis justo antes de dormir, alimentando aún más la dependencia al fármaco.

¿Significa esto que vas a subir de peso? No directamente como digo, pero si te pasas gran parte del día durmiendo y sin ganas de hacer nada, naturalmente tu gasto calórico disminuye. Dicho esto, si no reduces las calorías en tu dieta, experimentarás una ganancia de peso, además de grasa, porque tus músculos están dormidos.

¿Cómo evitar que el alprazolam aumente tu peso?

Puede resultar gracioso, pero la mejor manera sería hacer todo lo posible por dejar de tomarlo. Algunas personas han conseguido mejoría con suplementos de calidad que nutran a las células nerviosas y ayuden al organismo a sintetizar neurotransmisores. Entre ellos he recomendado mucho el Activize de Fitline, el cuál puedo corroborar con mi experiencia y de otros consumidores que han logrado mejoría consumiéndolo.

No obstante, si la amenaza no desaparece será complicado. La psicoterapia la sigo considerando esencial, prioritaria para cualquier trastorno emocional y psicológico. De este modo, identificamos la etiología y podemos trabajarla.

La práctica de ejercicio puede ser la clave entre engordar y adelgazar. Tenemos que aprovechar las horas en las que el fármaco deja de trabajar, ya que contamos con mayor actividad simpática. Asimismo, un control de calorías en nuestra alimentación, fomentando el consumo de aminoácidos de calidad, vegetales frescos y frutas de temporada.

Cuando tomamos benzodiacepinas aconsejo incluir una mayor cantidad de aminoazufrados en la dieta, junto a vitamina B6, zinc y manganeso. Las enzimas implicadas en el metabolismo de alprazolam, como el caso de la CYP3A4, que consume mucho hierro y cisteína.

Respetar las horas de sueño en la noche será clave y no satisfacer la somnolencia en el día, ya que fomentaremos la desregulación del eje HHA. Por ello, sugiero buscar entretenimiento e iniciar un proyecto personal que nos mantenga activos y entusiasmados. De esta forma, combatiremos la ansiedad de manera natural y no disminuimos nuestro gasto calórico total en el día.

Para terminar, avisar a todas aquellas personas que estéis tomando trankimazin o Xanax, la marca comercial, que no combinéis este medicamento con antipsicóticos, hipnóticos, antihistamínicos o anticonceptivos orales sin consultar antes con el médico. Estos fármacos además, utilizan la misma vía metabólica y pueden incrementar las concentraciones de alprazolam en sangre con su correspondiente efecto hipersedante.

 

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