¿Cómo funciona la resistina?

La resistina es una de las hormonas más desconocidas dentro del mundo deportivo. Está implicada en patologías como la obesidad y la resistencia a la insulina, pudiendo ésta ser una de las culpables de su desarrollo.

Función de la resistina

Se trata de una hormona de carácter peptídico, constituida en humanos por 108 aminoácidos y 104 en ratas. Con un peso molecular aproximado de 12,5 kilodaltons. Se la ha relacionado con la aparición de resistencia la insulina en individuos obesos con diabetes mellitus tipo 2.

La resistina inhibe la captación de glucosa por los tejidos insulinodependientes, como el tejido muscular, hepático y renal. Uno de los transportadores de glucosa encargado de trabajar en tejidos periféricos, el GLUT 4, se muestra ineficaz cuando existen niveles altos de resistina.

Es producida por los adipocitos del tejido adiposo blanco en ratones y por las células epiteliales e inmunes en el resto de mamíferos. Se cree que los niveles altos de resistina, según este estudio, son debidos a una alta ingesta calórica y al aumento de la adiposidad. Otras corrientes que generan controversia dentro de la comunidad científica, sugieren que el aumento de la resistina sérica puede deberse por la aparición de infecciones localizadas o sistémicas causantes de inflamación. Tampoco se descarta la implicación de lipopolisacáridos generados por antígenos microbianos. Dicho esto, podría existir una correlación positiva entre la obesidad, la inflamación crónica y la resistencia a la insulina.

Como reducir su actividad

Algunas investigaciones han comprobado que los altos niveles de grasa visceral y adiposidad en la zona de la cintura y la pelvis, son culpables en buena medida del incremento de resistina sérica.

El exceso de calorías en la dieta, la falta de ejercicio y una pobre nutrición en micronutrientes son factores coadyuvantes, por tanto, para regular los niveles de resistina, sería necesario, conociendo las diversas investigaciones más relevantes, actuar de manera holística.

La introducción de micronutrientes esenciales para el buen funcionamiento de la insulina, como vitaminas del grupo B, zinc, magnesio, calcio, potasio y agua de calidad. La práctica de ejercicio físico al menos 4 veces en semana, especialmente en personas con obesidad grave. Al estimular el crecimiento de masa muscular, se mejora la acción de la adiponectina. Alimentación rica en antioxidantes, omega 3 y vitaminas liposolubles, ya que participan activamente en la reducción de la inflamación, la neutralización de radicales libres y el fortalecimiento del sistema inmunológico.

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