El flúor es uno de los elementos químicos más peligrosos a largo plazo para la salud, especialmente en cantidades elevadas. Se camufla en muchos alimentos y productos de higiene dental y se le venera y halaga por su poder anticariogénico que se ha ido promocionando durante muchos años. Mínimas cantidades de flúor penetran en nuestro sistema diariamente favoreciendo la concentración y acumulación en el mismo. Esta situación adquiere gran relevancia en el desarrollo de algunos problemas de salud como el deterioro cognitivo, hipotiroidismo y trastornos nerviosos.
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¿Cómo afecta el flúor a la salud?
Al igual que el cloro, pertenece al grupo de los halógenos en la tabla periódica, a temperatura ambiente lo encontraremos como un gas. En estado sólido se une con gran facilidad a minerales y otros gases aceptores de electrones como el sodio, el hidrógeno o el zinc. Tiene la peculiaridad de ser el elemento más electronegativo y reactivo de todos, esto alberga una importancia tremenda porque dentro de nuestro cuerpo podrá vincularse con otros compuestos y elementos, llegando a ser un quebradero de cabeza cuando la ingesta es elevada.
El flúor afecta a nuestra salud dependiendo de las cantidades ingeridas, generalmente no debería preocuparnos, sin embargo, hay que ser conscientes de su consumo y que está presente en el agua de grifo, vegetales, pastas de dientes, enjuagues bucales, pescados y carnes. Se engloba dentro del grupo de los disruptores endocrinos más importantes, junto a los ftalatos, los benzopirenos o el bisfenol A.
La cantidad máxima aconsejada de ingesta de flúor está situada en 1000 ppm. Esta cantidad es la que encontramos en cualquier dentífrico casero, como fluoruro de sodio. En España, por suerte, la fluoración del agua no es viable por el alto coste que conlleva, práctica además abandonada por los peligros que conlleva para la salud. A pesar de ello, en algunas comunidades autónomas se sigue llevando a cabo la fluoración del agua. En otros países como Estados Unidos se usa de forma obligatoria, como arma efectiva contra el desarrollo de caries dentales en niños. Aunque no esté fluorada, sabemos que existen pequeñas cantidades de flúor, tanto en aguas residuales como en agua de consumo, y muchas más que no vienen al caso.
La toxicidad del flúor aparece cuando el individuo supera las dosis de riesgo, que se sitúan en 5000 ppm diarias, normalmente raro. Como es muy reactivo, puede asociarse con el zinc y el yodo, minerales esenciales para nuestro organismo. Una vez unidos, el cuerpo no puede utilizarlos para sus funciones básicas, como es la producción de energía, el mantenimiento del sistema nervioso y el desarrollo celular.
El flúor adormece nuestra mente
Durante la segunda guerra mundial, en los campos de concentración nazis instalados en Polonia como Auschwitz o Chelmno, se le adicionaba a la comida pequeñas cantidades de flúor a los prisioneros, de este modo los dejaban incapacitados, mermaban su voluntad y les provocaban serios trastornos a nivel nervioso, todo ello para forzar el sometimiento y la obediencia absoluta para seguir realizando trabajos forzados o esperar el día de su muerte. Algunos incluso morían envenenados. Como tiene una alta afinidad por el zinc, las personas envenedadas con flúor sufrían serias carencias de zinc en su organismo, lo que los predisponía a mayor cantidad de infecciones, enfermedades y defectos en el desarrollo cognitivo y sexual.
En la realidad actual, se hace difícil pensar que los gobiernos estén conspirando contra la salud humana, infestando las aguas potables con fluoruro, para tenernos dominados. Lo que sí sabemos, es que la exposición al flúor en grandes cantidades por largo tiempo, beneficia la aparición de cuadros de ansiedad y síntomas depresivos en ratones. El fluoruro de sodio inicia un proceso de inactivación de los factores neurotróficos del cerebro (BDNF).
Hipotiroidismo y flúor
El yodo es un mineral vital para la tiroides. Su deficiencia se ha asociado fielmente con un decremento del tamaño de la glándula tiroides. Cuando la glándula tiroides se encuentra hipoactiva, disminuyen los niveles de triyodotironina en la sangre, hormona T3 activa, lo que afecta a la actividad mitocondrial y a una acusada pérdida de energía. Además se fomentan retrasos en el desarrollo físico, intelectual y muscular. La alta electronegatividad del flúor lo convierte en un imán para el yodo, que se une a éste e impide que la tiroides capte el suficiente para producir hormonas tiroideas.
Curiosamente, en casos de hipertiroidismo, el flúor se utiliza como quelante de yodo para que la tiroides retorne a su tamaño normal. Las personas más susceptibles de verse afectadas por una intoxicación con flúor a nivel de la tiroides, son aquéllas que ingieren muy pocas cantidades de yodo. El yodo está presente sobre todo en pescados, algas, mariscos y sal de mesa yodada.
El flúor puede contribuir a la obesidad, ya que las ingestas prolongadas en el tiempo interfieren negativamente con el metabolismo de lípidos en la sangre, pudiendo incentivar al hígado a la síntesis endógena de triglicéridos.
Flúor y caries
Si tuviesemos que dejar claro cuál es el verdadero objeto que tiene el flúor, es el de la prevención de caries dental. Algunos estudios presumen de que la fluoración de las aguas y el uso de pastas de dientes enriquecidas con fluoruro de sodio, han sido determinantes para frenar la cariogénesis. Según los datos que arrojan, cerca de un 35% menos de casos de caries en niños, que ya sabemos que abusan mucho de los dulces y tienen una conducta menos higiénica hacia la comida.
En cambio, las fuentes más fiables nos advierten de que muchos estudios son sesgados y que no podemos afirmar fielmente que la adición de flúor al agua y los dentífricos, haya supuesto un fuerte freno contra la caries.
El flúor es un claro preventivo contra la caries, ya que su electronegatividad le confiere un poder neutralizador contra los ácidos que quieren corroer el esmalte dental. Sólo por vía tópica. No oral. Esto quiere decir que con realizar 4 o 5 enjuagues diarios con agua de grifo bastaría para aportar a los dientes el flúor que necesitan, ni más ni menos.
Personalmente desaconsejo la utilización de enjuaques ricos en flúor y pastas de dientes, salvo casos ocasionales (1 vez en semana) pues podemos propiciar la aparición de fluorosis dental, que hace que los dientes se vean veteados con manchas blancas irreversibles mediante procedimientos naturales.
Para la caries, la mejor manera de prevenirla a conciencia es con la reducción del azúcar, principal culpable de su desarrollo, tanto en niños como en adultos. El uso de bicarbonato sódico y agua como enjuague casero es muy útil contra los ácidos. Para los más hipocondríacos, a parte de esto, cada 3 días un cepillado con una gotita de pasta de dientes.
Espero que os sea de ayuda, ¡seguid sanos/as no lo olvidéis!
Datos de interés:
Conductas depresivas por la ingesta de fluoruro.
Fluoración del agua para prevenir caries dentales.
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