Narcolepsia (La maldición de Morfeo)

La narcolepsia es diagnosticada en una de cada 500 mil personas, se trata de una enfermedad rara, poco conocida y que puede dificultar sustancialmente la vida de las personas que la padecen. La denomino la maldición de Morfeo, ya que este personaje representa el dios del sueño en la mitología griega.

Síntomas de la narcolepsia

A pesar de ser rara y poco frecuente, los casos han aumentado muy ligeramente en los últimos 20 años, es más, existen cientos de personas que no saben que la tienen y lo achacan a problemas de estrés, falta de sueño o desnutrición.

La enfermedad se caracteriza por la incapacidad de controlar el sueño, acompañado en la mayoría de los casos por somnolencia diurna, alucinaciones y cataplejía (pérdida del tono muscular).

Debido a ello, es vital concienciarse de que la enfermedad supone un condicionante importante en la vida del afectado, principalmente cuando manejamos un vehículo o estamos practicando cualquier tipo de actividad física o laboral que requiera el uso de maquinaria o productos peligrosos.

Tratamiento convencional

Actualmente no existe cura para la enfermedad, pero se puede llevar una vida muy normal manteniendo unos hábitos correctos. Según los especialistas es aconsejable establecer horarios de sueño y respetarlos a diario, evitar el consumo de alcohol y sustancias estimulantes o evitar conducir a altas horas de la noche, entre otros.

Algunos fármacos, como el oxibato de sodio y drogas similares utilizados para promover la vigilia, pueden mejorar en cierta medida los síntomas de la enfermedad cuando ésta se manifiesta, el inconveniente de los mismos son sus efectos secundarios.

Tratamiento holístico

Como bien sabéis, me gusta dar un acercamiento más global sobre la enfermedad y voy a exponer algunas hipótesis, es decir, no se pueden tomar como algo certero y veraz al cien por cien, pero pueden servir como una pequeña aproximación para identificar la etiología de la enfermedad.

Teniendo en cuenta que aún se desconoce la causa exacta, se sabe que existe un componente genético en las personas afectadas, donde se han encontrado alelos de genes específicos HLA en todas ellas. La patogenia se produce por el daño que se produce sobre las neuronas productoras de orexina/hipocretina, que son hormonas que regulan entre otras cosas la vigilia, el sueño y las ganas de comer.

La narcolepsia está considerada como una enfermedad autoinmune, ya que nuestras mismas defensas son las que atacan a las neuronas implicadas en la formación de orexina. En artículos anteriores ya mencioné que la mayoría de las enfermedades autoinmunes guardan siempre una relación importante con la alimentación y el estrés. No quiero parecer repetitivo, pero la palabra autoinmune ya me invita a inclinarme a pensar en los hábitos que mantienen las personas afectadas por narcolepsia.

Estudios como éste sugieren que algunas infecciones por parásitos sirven como desencadenantes de la enfermedad, es más, otros estudios citan que la utilización de vacunas utilizadas para erradicar pandemias, como la gripe A, también esconden ciertas coincidencias con la aparición de narcolepsia, en referencia a esto, podéis encontrar cientos de estudios. Lo primero, no resulta anecdótico, pues las infecciones surgen por decaimiento del sistema inmunológico, que puede venir precedido por estrés, hábitos dietéticos incorrectos o el abuso de fármacos. Cuando se deprime el sistema inmunológico, simultáneamente se eliminan barreras y se abren puertas para que miles de microorganismos penetren y se asienten en nuestro organismo.

Lamentablemente, la narcolepsia representa un profundo caso de estudio y como la padecen en España menos de 25 mil personas, las investigaciones sobre la misma resultarían inútiles económicamente hablando. No obstante, una visión holística sobre la enfermedad llevada a cabo por el profesional de la salud, teniendo en cuenta la excesiva permeabilidad intestinal, la importancia del eje intestino-cerebro, el abuso de alimentos refinados ricos en gluten y azúcares de mala calidad y el papel del estrés, junto con una predisposición genética, podrían sumarse a las investigaciones ya efectuadas, para aproximarnos estrechamente al origen de la narcolepsia.

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